miércoles, 1 de septiembre de 2010

En algún punto en Suabia.

Los brazos le dolían. Las manos rojas por tener el mango firme. Demasiado firme para su costumbre. Casi sin descansar, Hulda llevaba por lo menos cuarenta minutos cortando frenéticamente madera. Solo se detenía para secarse la transpiración de la frente con el vestido.
Estaba tarde, ya tendría que haberse internado en el bosque a buscar hongos cuando llegó la lluvia.
Como un animal, Hulda continuó con su trabajo sin inmutarse. Los brazos bajaban y subían, ahora ya sin importar si debajo del filo había o no madera. Ella, con el ceño levemente fruncido y los ojos perdidos en el pasto, en el barro, en años de cuidados, en días al lado de una cama. En viajes hacia el boticario del pueblo. En eternas esperas. En las arrugas inexpresivas y endurecidas por la inactividad. En meses de ver solo una cara, todo el día. Y ni una palabra.
Llovía tanto que no se podría haber sabido si la adolescente lloraba.
Cuando tuvo suficiente, ato la leña con una tela roja y cargó el bulto. A pesar de que era pesado, no le costo subir la loma que la separaban de la leñera.
                                              Estaba agachada en el bosque, con una canasta casi llena de hongos cuando escuchó su nombre entre los arboles. No contestó al llamado.
Era el hijo del herrero, corriendo para avisarle.
Hulda ya sabia, en la cabaña, la abuela estaba muerta.

jueves, 29 de julio de 2010


Suena la weather, al palo. Subo la escalerita esquivando latitas y botellas vacías. En el antepecho del balconcito que une la pieza de Fractura Expuesta (el dueño de casa) me encuentro con un amigo, que esta sentado en un almohadón junto a un alemán de dos metros y una rastafari que es tan chiquitita que parece una nena. Los saludo a los tres y me siento un rato. Descubro que el Alemán es Porteño nomás y encima es buena onda. La rasta es su novia de toda la vida y me cuentan que cuando se conocieron eran casi militantes de la derecha cristiana y que juntos se fueron "echando a perder" (son sus palabras textuales) y terminaron en lo que son hoy.
Me separo de ellos para buscar algo para tomar y de paso, saludar al dueño de casa y al resto de mis compadres. Entro en la pieza y los veo a los cuatro tirados en el piso, cada uno con un vaso. Ya que estás parado, ponete un disquito; me dicen antes de saludarme. Me acerco al equipo y pongo Stereolab, con la intención de levantar un poco. Me armo un whisky y me siento. Me cuentan que hay dos posibilidades esta noche. Fiesta en un centro culturoso y vampiresco o quedarnos acá, terminar el whisky y comprar otro.
-¿Y si nos tomamos ese whisky allá?-
-Listo, esa es-
-Pero si vamos allá, no hagamos la de siempre de destruirnos hasta el punto de que no podemos hablar con nadie, necesito minas hoy-
-Ya vemos que sale-
-Pero que salga con minas entonces-
-Ya vemos que sale-
Terminamos de organizar, de armar las cosas para la noche y de escuchar otro disco cuando la rasta se acercó preguntándonos "¿que onda? ¿vamos?". La imagen que dimos debió de ser penosa, porque ella nos ayudó uno a uno a pararnos, ella apagó el equipo de música, recogió los restos en los ceniceros y se aseguró de que no nos olvidáramos nada (encendedores, papeles y cigarros).
Salimos de la casa y son las dos de la mañana. La temperatura es demasiado baja para mi suéter verde, pero el whisky me había calentado un poco el pecho y tengo muchas ganas de meterle fiesta. No hay frío que pueda contra eso.

El viaje en taxi es un tramite.


En la fiesta, somos como mucho veinte, de los cuales catorce son hombres, uno es travesti y las cinco mujeres que quedan están felizmente en pareja.
Esta situación hizo que nos abalancemos a la barra, con la sensación de "...y buéh, hicimos lo que pudimos, no hay otra, bebamos".
Estoy terminando mi segundo vaso de cerveza y pensando en pasar al fernet cuando se abre la puerta de entrada y entra un grupo de ocho minas. No voy a decir que todas estaban lindas, pero en promedio, el grupo estaba muy bien.
Una de ellas saluda y se queda hablando con Fractura Expuesta. Se van todas a comprar alcohol. Le pregunto a Fractura de donde la conoce. Me dice que no sabe. Que ella le decía que el otro día había estado en su casa, pero que él no se acordaba.
Elijo una, y pruebo suerte. Normalmente para estas cosas, soy un idiota. Pero creo que por el horario y la cantidad de cosas que me metí esta noche en el cuerpo, las cosas van a ir bien. Me separo (y la separo a ella también) del grupo. Nos sentamos a charlar. Ella estudia una rama de las ciencias naturales, yo también. Bien, primer punto en común. A ella le gusta el cine, a mi también. Muy bien, segundo punto en común. Ella es darwinista, yo también.
Me pongo un poco mas agresivo, voy un poquito mas cerca, confiado en que esta noche no me vuelvo solo a casa.
Me esquiva.
Pruebo de nuevo.
Me esquiva.
Espero.
Me esquiva lo mismo.
Me repliego.
No importa que haga yo, ella me esquiva.
Toda la situación se va diluyendo, nos alejamos un poco y terminamos volviendo al grupo, resignadisimo, le aprieto el cachete y me río. Me río, pero de la frustracion. Me siento un inútil. Miro a mis amigos en la ronda y ninguno se movió de donde los había dejado.
Seguimos un rato más, probando, invitando a afters en la casa de tal o cual. Se podría decir que tratamos todo.
Se van todas, juntas, como vinieron.
Empiezo a pensar. A tratar de ver que hice mal. No sé, nada. O todo, es lo mismo. Sinceramente, no entiendo nada. ¿De qué se trata todo esto? ¿Que carajo hice para quedarme tan solo?














No sólo soy un reventado
soy un reventado loser
pero me divierto, así que [parecería] está todo bien.

sábado, 17 de julio de 2010

Kinski



“One should judge a man mainly from his depravities. Virtues can be faked. Depravities are real.”

-Klaus Kinski (via nytimes.com)

miércoles, 14 de julio de 2010

Un idiota

Me desperté con la sensación de que si no me llamaba, no me quería mas. Quizás un mensaje de texto hubiera bastado. No puedo encontrar que cosas me llevaron hacia esa sensación, pero lo cierto es que después de dos horas, esa sensación en principio leve y tímida, se transformó en una certeza. Pasé la mañana con el celular en el bolsillo (cosa que nunca hago cuando me quedo en casa, como ese día).


Me dí cuenta que estuve casi tres horas no haciendo otra cosa que esperar un llamado. Mirando cada veinte minutos la pantalla del celular como un imbécil. Trate de dispersarme un poco paseando por el jardín, escuchando algo de música. Pero fue imposible, ni hablar de estudiar o de trabajar (tenia algunas cosas atrasadas de la oficina) imposible pensar o razonar en este estado [de mierda].


Al mediodía, me dije que era totalmente estúpido y desesperado esperar de esa forma un llamado. Dejé el celular en mi pieza y me tire en el sofá a ver una película. Esas dos horas fueron un verdadero descanso, pude pensar en otras cosas y olvidarme de todo por un rato.


Cuando me levanté del sofá y fui a mi dormitorio, me abalance hacia el maldito celular.


No había nada.


En un arrebato de lucidez, me rendí y la llame. [No quiero saber que ya no me quiere. Si me miente cada vez que me dice te quiero, prefiero creerle. Prefiero estar en una mentira cómoda antes que hundirme con la verdad]


Dio tono, esperé. Esperé un rato mas. El contestador fue como una sentencia. Como si anunciara una muerte. A partir de ese "Por favor deje su mensaje" ella ya no existía más para mí.


Para no caer en la tentación de un segundo y patético intento, borré su numero de mi agenda.


Ella me mandó un mensaje "estoy con mi jefe, te llamo después".


Ya no quería hablar con ella.


No la vi mas.

martes, 13 de julio de 2010

gracias a dios nadie lo ve

¿para que escribo?


Hace poco alguien dejó la facultad. Me dijo que no notaba un gran cambio, solo sus padres estaban molestos. No sabe que va a hacer. Pero ve películas. Todo el día.

Human beings are unable to be honest with themselves about themselves.
Akira Kurosawa.
Gracias a dios nadie lo lee.

martes, 2 de febrero de 2010

El que conquistó lo inútil

["...Kinski [...] anunció que lo que me proponía era completamente imposible, impensable, dictado por la locura. Se está convirtiendo en el epicentro del desánimo. Observando mejor se me hizo evidente que nadie estaba ya de mi lado, ninguno, nadie, ni uno solo, ni uno solo. En medio de cientos de extras indígenas, docenas de trabajadores forestales, la gente de los barcos, personal de cocina, equipo técnico y actores, la soledad me golpeó como un animal gigante y enfurecido. Pero yo veía algo que los otros no veían..."]








Diario de filmación de Fitzcarraldo

Werner Herzog

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Defunción es la desaparición permanente de todo signo de vida, cualquiera sea el tiempo transcurrido desde el nacimiento con vida (cesación posterior al nacimiento con vida de las funciones vitales sin posibilidades de resucitar). Por lo tanto, se excluyen las defunciones fetales. Como se dijo anteriormente, el Certificado Médico de Defunción (CD) es el documento médico-legal que acredita la muerte del fallecido. El mismo es imprescindible junto con la grilla estadística de defunción para la inscripción de la defunción en el Registro Civil de las Personas, luego pasará al Instituto Nacional de Estadística, en donde codificando las causas del deceso de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) se estatificará la causa de muerte. Los datos contenidos en la grilla del informe estadístico no corresponden a una declaración jurada, ni del informante que los suministra ni de quien los trascribe en el informe, constituyendo sólo una descripción estadística de un hecho vital ocurrido. Todos los datos allí consignados se hallan amparados por el secreto estadístico y no deben ser falseados. La finalidad de los mismos y la normativa legal vigente (Ley 17.622/68 y Decreto Reglamentario 3110/70) establecen la obligatoriedad de su respuesta y reserva

Libertad s.f. · 1 Facultad natural de las personas para obrar o no obrar o para elegir la forma de hacerlo: La libertad es un derecho de todos los seres humanos. Los derechos salvaguardan la Libertad. 2 Condición o situación del que no es esclavo, no está preso o sometido: Salió de la cárcel y ahora está en libertad bajo fianza.//














[ Una mujer camina por la vereda. Saca las manos de los bolsillos de la campera para sacar y encender un cigarrillo. Con la primera pitada, sonríe y exhala con un gesto de displicencia. Frena a ver unas vidrieras. Entra al local a preguntar algo. Continua caminando hasta la esquina. Frena un taxi. Sube.]

Leo Fender 3/3

El viejo recibió el paquete. Venia de Sydney, la pequeña Tina ( present from little Tina, decía riendo) se los mandaba desde la gran ciudad.



Los ancianos rompieron la caja, y dejaron al descubierto un cuadro de 140cm x 80cm. Donde un risueño beduino, tocaba una guitarra sentado en la arena. La vieja quedó maravillada con el regalo. Convencida de que tenia en su living una obra "como las de las ciudades" llamó a todas sus amigas. Estas amigas a su vez corrieron la voz ( There is an amazing picture at the Kaliva's...). Por días la familia fue visitada por gente de todo el condado. El viejo Ted miraba sonriente a su mujer y se apuraba en hacer café para los invitados.


Por las noches, cuando el alboroto había pasado, Margareth depositaba su viejo cuerpo de granjera en el sillón y pasaba horas contemplando el cuadro. Este dominaba el living y se podría decir que se había convertido en el centro de la casa. Camino a su dormitorio, Margaret solía acariciar la tela, pensando en Tina. El cuadro le daba la tranquilidad que esa joven ("algo rara y solterona") todavía se acordaba de los viejos. Y le bastaba para dormir feliz.


En Sydney, Tina se olvidó por completo del horrible cuadro.