martes, 13 de diciembre de 2011

Hernán y Jimena

Porque cuando estoy abajo, con la lengua cansada. Y meto mi dedo en tu culo. Te aprieto la panza con la otra mano. Y vos tratas de evitarlo. Pero el gas en tu intestino ya bajó. Y no podes no aflojar. Y yo espero ese pedo con mi nariz. A solo centímetros. El gas está a temperatura corporal. Alta.

-Ahí te digo te quiero-

(si, sos hermosa)

Fórmula infalible para que te agaches y repitas la segunda parte del protocolo. Sentir tu mentón en mi espalda ya me pone al palo. O por lo menos me calienta. Cuando siento tu lengua ya sé que me tengo que preparar. Vos también sabes. Por eso tres segundo antes, acercas tu nariz y aspiras bien fuerte. Si pienso en vos, pienso en el día que te manché la comisura del labio y el cachete. Y me pegaste. Y te enojaste. Y como golpeaba la puerta, pidiéndote que salgas del baño.

-“te cagaste boludo, hijo de puta”-

Amé tu voz, tus gritos. Tu llanto.