miércoles, 14 de julio de 2010

Un idiota

Me desperté con la sensación de que si no me llamaba, no me quería mas. Quizás un mensaje de texto hubiera bastado. No puedo encontrar que cosas me llevaron hacia esa sensación, pero lo cierto es que después de dos horas, esa sensación en principio leve y tímida, se transformó en una certeza. Pasé la mañana con el celular en el bolsillo (cosa que nunca hago cuando me quedo en casa, como ese día).


Me dí cuenta que estuve casi tres horas no haciendo otra cosa que esperar un llamado. Mirando cada veinte minutos la pantalla del celular como un imbécil. Trate de dispersarme un poco paseando por el jardín, escuchando algo de música. Pero fue imposible, ni hablar de estudiar o de trabajar (tenia algunas cosas atrasadas de la oficina) imposible pensar o razonar en este estado [de mierda].


Al mediodía, me dije que era totalmente estúpido y desesperado esperar de esa forma un llamado. Dejé el celular en mi pieza y me tire en el sofá a ver una película. Esas dos horas fueron un verdadero descanso, pude pensar en otras cosas y olvidarme de todo por un rato.


Cuando me levanté del sofá y fui a mi dormitorio, me abalance hacia el maldito celular.


No había nada.


En un arrebato de lucidez, me rendí y la llame. [No quiero saber que ya no me quiere. Si me miente cada vez que me dice te quiero, prefiero creerle. Prefiero estar en una mentira cómoda antes que hundirme con la verdad]


Dio tono, esperé. Esperé un rato mas. El contestador fue como una sentencia. Como si anunciara una muerte. A partir de ese "Por favor deje su mensaje" ella ya no existía más para mí.


Para no caer en la tentación de un segundo y patético intento, borré su numero de mi agenda.


Ella me mandó un mensaje "estoy con mi jefe, te llamo después".


Ya no quería hablar con ella.


No la vi mas.

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