miércoles, 4 de febrero de 2009

La grasa, el auto...

X, después de cerrar la puerta de su departamento, tira la colilla al hueco del ascensor.
Una vez abajo (vive en un primer piso, usa las escaleras), sale a la calle sabiendo que se va a cruzar con el mecanico, dueño del sucio taller de planta baja.
El sol del mediodia hace que X se tome su tiempo, dude, en salir del zaguán.
Sus ojos registran entonces al mecanico, pelado, barbudo, las manos negras juguetean con una hoja de diario. Está hablando con su ayudante y con un pobre cliente que probablemente será victima de una estafa. Los tres discuten, el cliente parece firme, confiado.
Desde la puerta, a X sólo le llegan frases sueltas, mezcladas: ...me arreglaste esto pero me rompiste aquello, no fui yo, no me tomes el pelo, el auto ya estaba así antes de entrar al taller, devolveme la guita o te comes un kilombo...
El mecanico toma del brazo a su ayudante y lo lleva al interior de un renault nueve, en busca de privacidad.
En tan precaria "oficina", discuten tendidamente. El ayudante ( intuyendo lo que viene) gesticula, levanta la voz, mira nerviosamente su billetera.
Parece que el cliente, esta vez, está a salvo.
El estafado será el ayudante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es robado el renault 9, turro


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