jueves, 22 de octubre de 2009

Interior_bar_b.aires_14:45:54_18/10/2010_versión008.avi











El firmante declara haberse
Estamos callados hace tres minutos. Segu
impuesto de las condicione
ro pide algo. No por nada me arrastró acá
s generales, las que declara
, a este inmundo café (su preferido) si no
conocer en todas sus parte
es para pedirme algo. O incluso peor, par
s y afirma que las informac
a reprocharme algo, como cuando me ret
iones dadas son completas
ó por llegar tarde ese día, diciéndome qu
y exactas, aún cuando no es
e le había prometido que no iría nunca má
tén escritas de puño y letra.
s al casino. ¿Cómo se habrá dado cuenta d
En tal caso, se compromete
e donde venía yo? Seguro que el botón d
a efectuar el cumplimiento
e José le dijo. Sonríe, aquí viene el planteo
correspondiente a cada pro
. Por la cara que tiene es mas bien un repr
mesa acordada según reuni
oche. ¡Que linda que es cuando se pone s
ones anteriores entre las do
eria! Lastima que a veces es tan jodida. T
s partes interesadas.
odavía no entiendo por qué se enojó anoch


-No te quiero más-
-¿Como?-
-Que no te quiero más, Sebastián. ¿Como no te vas a dar cuenta? Hace meses que las cosas no están bien. Vos no querés cambiar. Ya no sé que hacer. Me vuelvo a Tucumán hoy-
- ¿Te estás escapando? No entiendo. ¿No sos feliz?-
-Si te digo que te dejo, es evidente que no soy feliz. No te quiero más. Perdoname. -
-Es por José. Te vas con él. ¿Por qué?-
-José no tiene nada que ver. Me vuelvo sola. Chau Sebastián-







[Una mujer de unos veintiocho años se incorpora de su silla, toma su cartera y se pone la campera. En la misma mesa, un hombre de unos treinta y dos años mira la escena. La mujer ensaya una sonrisa, trata de decir algo, pero desiste y se retira. En la mesa el hombre mira la taza. Juega con el azúcar y con las migas desparramadas en la mesa. Tamborilea con los dedos.]

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